domingo, 21 de abril de 2013

Tres poemas programáticos

El enamorado
Te ofrezco mi bazo como si fuera un corazón.
Te ofrezco quinientos euros.
Te ofrezco noches en vela en un banco duro
frente a las puertas selladas de un consultorio externo.
La emoción perdura mientras se deshace
la sustancia pétrea de la discordia.
Te ofrezco jeroglíficos sobre el polvo.
Te ofrezco un castellano perfecto.
Alejandro Rubio, La enfermedad mental.


La Literatura será sometida a investigación
(Brecht, 1939)
Se trata de poner en tela de juicio la literatura
con criterios no creados por ella; o sea:
de tensar los versos ante la acción del fuego
y de calificarlos no con el lápiz sino con el cuchillo,
por ejemplo, o una sierra cariada o el carozo
de un durazno. Poesía y ferretería, destornillador
y vocal, metonimia a 220, en morsa la metáfora
a ser por el toc ajustada del martillo.
Las herramientas no están terminadas aún.
Y quien cree que se trabaja día a día en ellas,
chispa de la soldadora entre almanaques amarillos,
vidrio y alcohol entre fórmulas herradas,
salsa y serrucho en patios, galpones y cocinas
de casas ubicadas fuera del radio de la urbe
o en el centro mismo de su fragor cotidiano
un poco desvaría y se engaña. 
Sergio Raimondi, Poesía Civil.


El machete no es para cortar pomelos
es para cortar cabezas, el verano 
no es para sonreír 
es para mostrar los dientes.
Martín Gambarotta, Rodriguez en Angola.

domingo, 14 de abril de 2013

Eso que veo ahí, cuando camino y me adentro solo, es la última y mínima instancia de la operatividad, irreductible, del Estado Paralelo: Gorra Nike, sigiloso, empuña una nueve milímetros,  apunta hacia la pareja de adolescentes que viene de la mano (aunque el arma no brilla ni se ve el resplandor de la luna redonda). Pienso: la inminencia de la muerte no es broma. Al rato llega tarde la racionalidad que nos hemos dado: un patrullero aborda el lugar de los hechos con franja naranja y azul y con cada una de las puertas delanteras embarradas. Es gordura y lentitud lo que predomina en el personal entrenado. Pero Pier Paolo y especialmente mi vecino suboficial me enseñaron a decodificar de un modo muy distinto al de un cuadro del Claustro Estudiantil Revolucionario. Bajan y en tono de reproche, casi no preguntan y tratan mal, se dirigen mal, hablan mal, gritan mal: vamos a la comisaría, es acá nomás. La pareja, todavía temblando, sube a la camioneta pública. Pasa Fernando; anda en skate.

(Esto varía de barrio en barrio; identificar esas variaciones determina nuestra suerte)
   



Verdad paradojal: la realidad efectiva de la autonomía política, sueño del progresismo maricón, es el autogobierno de la cúpula policial.

Mientras tanto la pareja adolescente fastidiosamente tiene que esquivar una rampa. (No hubo respuesta alguna). La chica, ahora resignada, comiéndose las uñas y parada sobre la calle Pedriel, da media vuelta y encara hacia el lado contrario que su novio. La rampa limita con la plaza, es de cemento, lisa, perfecta; Fernando, con capucha de buzo canguro puesta, pasa y se desliza. Fernando anda en skate. Mientras tanto la Gorra Nike se perdió: era alto, flaco, vestía ropa holgada y zapatillas con resortes. Alguien dice: dicen que es muy bueno en el fondo, de libero. Otro dice: dicen que casi golpea a la última asistente social del municipio que lo visitó cuando le dijo, re boluda, que estaba en situación de conflicto con la ley. Los gordos policíacos lo saben, seguramente intuyen que fue él, conocen dónde para, saben todo, incluso que Fernando, inofensivo, a la noche, subido petulantemente a su grafiteada tabla con ruedas, vuelve de comprar esa sustancia que duerme la lengua con sólo probarla. 




martes, 9 de abril de 2013

Vidrieras

Ese hombre que va mirando vidrieras no es sectario ni excluyente, sólo teme caminar de noche, a la madrugada, a un par de cuadras de la parada del colectivo, porque una vez (aunque para él fueron muchas) en mol, en patota, diez, doce, quince pibes saliendo de una fiesta wachiturra y reproduciendo mp3 descargados de sitios puertorriqueños, lo persiguieron a piedrazos. Para robarle diría TN Ciencia. 
Una ruta y descampado al margen. Luces rotas en la entrada al barrio. Una remisería sin paredes, a la intemperie. Literal. La brisa tañaba una hoja. El cielo no era rojo.

Los indicadores sociales mejoraron. 

La noche tiene muchas aristas; pero no burgueses. Quizás falta un sociedad de fomento pienso esperanzado. Mi amiga me dice, al entrar a la sala 2 del cine, mientras se lleva, despacio, un pochoclo a la boca: acá en Moreno predominan el sector de servicios y el sector comercial; eso explica bastante. El futuro es una decisión política.


lunes, 8 de abril de 2013

Abrí blog

En mi casa siempre hay gente. Mamá se jubila y el dólar es cultura. "La especulación inmobiliaria es la peor forma de ganar dinero" leo en un lugar y asiento la misma cantidad de veces como cuando alguien me dice: acá, en esta cuadra, hace falta luz: la poca que hay es amarillenta y fea. 
Aprendí a confiar en la reindustrialización por sustitución de importaciones mientras pensaba en una vocación y cambiaba cierta práctica de ir a comprar el pan al almacén por ir a estudiar a la universidad tradicional. Texto: mañana operativo de Anses en el barrio la P; el mercado financiero fluctúa pero siempre oprime; con mi viejo vemos a Boca jugar anodinamente y mal. Es importante el fútbol sin embargo algo me dice que la economía este año repunta: lo habré visto en otro blog. Piso papa para hacer puré, frito una milanesa y twiteo: "una parte importante de la realidad es lo que los demás creen que es la realidad" ¿era así la frase? Alguien todavía tortura en una comisaría, tengo primas pedicuras y con hijos: eso podría ser una buena descripción de la época si lo veo con el pesimismo de la razón. Nos inundamos, nos quejamos, nos solidarizamos: los compañeros vuelven agotados. Volvimos. Abrazamos la política en un país con 1.000.000 de pibes ni ni. De sol a sol volanteo si es necesario mientras siento una suerte de morbo al imaginarme invirtiendo mil dólares en un pool de soja. 
Vengo del polimodal y eso es decir mucho: el ruido a perforadora agujereando una pared de la escuela en simultáneo con la voz de la profesora y el olor a humedad de un mediocre manual de ciencias sociales es un recuerdo que suelo calificar con la palabra lindo. Fue hace mucho. Ahora en los resquicios operamos y los programas sociales son nuestras llaves; ¡es la inserción territorial estúpido! me grita el enano puntero que todos llevamos dentro.