Fragmento de una carta de Franz Kafka a su
amigo Oskar Pollak:
“Pienso que solo deberíamos leer libros de los que muerden y pinchan.
Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en la cara, ¿para qué
leerlo? ¿Para que nos haga felices, como dices en tu carta? Por Dios, podríamos
ser igual de felices sin libros, y si nos hicieran falta libros para ser
felices, podríamos escribirlos nosotros mismos, llegado el caso. No, lo que necesitaríamos
son libros que caigan sobre nosotros como un golpe dolorosísimo, como la muerte
de alguien a quien amábamos más que a nosotros mismos, como si nos viéramos
desterrados a los bosques, lejos de todo ser humano, como un suicidio; un libro
tiene que ser un hacha que abra un agujero en el mar helado de nuestro
interior”.
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