Presentación:
Marcos pone la mochila sobre una diminuta silla recientemente recuperada y concentra su vista en la pizarra verde donde dejó escrito con tiza, durante la última reunión, palabras que sigue paladeando feliz: fortuna y virtud. Revisa los apuntes y, justo antes de sacar el paquete de cigarrillos que guarda en el bolsillo del jean, recuerda que es mejor fumar afuera. Esta vez no va a lloviznar piensa, mientras los pibes y las pibas están inquietos pero sentados en semicírculo. Hay lápices, fibrones, hojas a4, hasta crayones, que provienen de una misma compra articulada con otras agrupaciones, difícil de organizar. Alguien acomodó y amontonó los útiles sobre la pila del último número de una revista que, en tapa, homenajea la creación del IAPI. Faltan dos horas para que el viento empiece a chiflar y a filtrarse por las hendijas. La Responsable del Lugar, que es muy flaca, de pelo corto y no tiene frío, trae tortafritas; todos se entusiasman menos él porque rápidamente vio que tienen azúcar rociada en gran proporción: nunca le gustó el sabor agridulce. Brilla la bombilla de larga duración. Marcos de todas maneras acepta, tiene hambre como cualquier persona que no almorzó al mediodía: sin embargo lo que no acepta es llamarle ciencia a los conceptos vitales que en minutos transmitirá.
Cuál:
El Príncipe, Maquiavelo. Florencia 1513. Para leer una vez al año.
Palabras importantes:
Virtud, fortuna, Príncipe, amado, temido, Médici.
Cita:
Virtud, fortuna, Príncipe, amado, temido, Médici.
Cita:
"La fortuna me parece comparable a un río fatal que cuando se embravece inunda llanuras, echa a tierra árboles y edificios, arranca terreno de un paraje para llevarlo a otro. Todos huyen a la vista de él y todos ceden a su furia, sin poder resistirle. Y, no obstante, por muy formidable que su pujanza sea, los hombres, cuando el tiempo está en calma, pueden tomar precauciones contra semejante río construyendo diques y esclusas, para que al crecer de nuevo se vea forzado a correr por un canal, o por lo menos, para que no resulte su fogosidad tan anárquica y tan dañosa. Pues con la fortuna sucede lo mismo. No ostenta su dominación más que cuando encuentra un alma y una virtud preparadas, porque cuando las encuentra tales vuelve su violencia hacia la parte en que sabe que no hay muros ni otras defensas capaces de contenerla."
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